Crisis en la familia por el aislamiento: Una oportunidad de llevarse mejor
“Me lo contaron y lo olvidé, lo vi y lo entendí, lo hice y lo aprendí” – Confucio
Todos sabemos lo que está sucediendo actualmente a nivel global: Pandemia por Covid-19, y algunos más que otros son conscientes de los estragos que está generando en nuestra sociedad, economía y salud. A raíz de este problema – que nadie esperaba – se hicieron cambios radicales en las actividades diarias de nuestro país; como cierre temporal de empresas y aislamiento social por mencionar los más importantes.
Se entiende como dinámica familiar al conjunto de relaciones de cooperación,
intercambio, poder y conflicto, tanto entre hombres como mujeres y entre generaciones, que se establecen en el interior de las familias.
Desde hace unas semanas se modificó temporalmente las actividades diarias de cada uno de los miembros de cada familia mexicana, pasando de tener actividades externas y complementarias a estar en un aislamiento dentro del hogar, el cual acentúa el convivir en familia. Para algunas familias esto puede resultar un beneficio: mayor comunicación, convivencia, actividades en conjunto, oportunidad de resolver conflictos y mayor atención a los detalles familiares.
Aunque desafortunadamente siempre hay dos caras en la moneda y la otra cara es que en algunas familias se intensifiquen los problemas que se venían arrastrando desde hace tiempo o se generen problemas a raíz del cambio abrupto en las actividades de cada uno de los miembros que de manera directa impactan en la dinámica familiar, en pocas palabras la oportunidad de llevarse mejor se convierte en una “pesadilla”….
Como sociedad tenemos muchas áreas de oportunidad en que mejorar y un gran paso sería iniciar a generar el cambio desde nuestras familias…. y ¿adivinen que? Hoy es el momento de iniciar esas pequeñas acciones que en los siguientes días serán grandes cambios.
Lo ideal es que las relaciones de cada familia se construyan con atención al pleno desarrollo de cada individuo, algunas de las normas generales para llevar a cabo esto son: respeto, tolerancia, empatía, amor y solidaridad, aunque sea fácil decirlo o leerlo es complicado hacerlo.
Y ahora se preguntará el lector (padre, tutor, abuelos, hijos, hermanos) ¿Que debo de hacer si percibo que hay algo que puedo mejorar en mi familia? A continuación te presento algunas ideas para ayudarte a mejorar la convivencia familiar en estos tiempos de contingencia por covid-19:
1) Aprender a escuchar: Posiblemente todos alguna vez hemos leído que debemos saber escuchar, lo curioso de esto es que no se ha hecho hábito dentro de las familias y menos cuando lo que debemos de escuchar es algo que no queremos oír. Escucha sin juzgar: no llenes tu mente con suposiciones, inferencias o etiquetas sobre lo que se está hablando o sobre quién está hablando. Eso solo entorpece la recepción de información y la sesga, pues pones filtro mentales que nos distorsionan el contenido de los mensajes recibidos y da como resultado un error en nuestra comunicación. Te invito que de hoy en adelante trates poco a poco hacer habitó la escucha activa.
2) Evita hablar de la etiqueta y mejor habla de la persona: Es muy común que dentro de las familias se generen etiquetas para explicar, resumir y generalizar una reacción, conducta, pensamientos o preferencia de algún miembro, por ejemplo; “rebelde”, “violento”, “mentiroso”, “depresivo”, “loco”, “drogadicto” por mencionar algunas – te invito a analizar qué etiquetas se utiliza en tu familia – Estas etiquetas ocasiona rigidez en la manera que percibimos a la persona, descalificando la posibilidad ante nosotros de que ella cambie su forma de ser y hacen un círculo vicioso, resultando que toda interpretación que tenemos de ella o él gira alrededor de la etiqueta y no de la persona. Recuerden todos tenemos la capacidad del cambio, pues el cambio es inevitable.
3) Cuando hables del conflicto, hazlo en primera persona: Esto es fundamental para resolver un conflicto dentro de la familia, tenemos el hábito que cuando algo no nos agrada o es injusto dentro de la familia, el sentido común nos dicta que la mejor manera de resolverlo es indicarle a la persona su error, lo que no hizo o lo que debió haber hecho, esto genera 2 inconvenientes: 1) La ayuda se convierte en queja y esto genera oposición y 2) La persona que generó el inconveniente lo privamos de información acerca de cómo nos sentimos al momento que sucedió la dificultad.
Te invito a que cada vez que identifiques una dificultad, inconveniente o problema,expreses al otro(a) cómo te hizo sentir esa situación que paso (molesto, triste,apático, desilusionado) luego que le hayas expresado como tu te sentiste, le indiques específicamente qué acción hizo él o ella (no llegaste, gritaste, me mentiste) y por último hagas una pequeña propuesta de que podría hacer él o ella para ayudarte a evitar que te sientas así, siempre ligado a la dificultad o problema que se quiere resolver, por ejemplo; “me ayudarías a sentirme mas segura conmigo misma si debes en cuando enfrente de los demás me dices un elogio”. Esta estrategia mediática cambia la realidad de la discusión, pues en lugar que el tema gire alrededor de quien tuvo la culpa,sobre lo que hizo o no hizo, se centra en lo que sintió la otra persona y por ende abres la conversación a como él o ella puede ayudarte a evitar sentirte de esa manera, resultando una solución a la dificultad identificada.
“Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes”Confucio.
Por último te invito que de ahora en adelante, día con día intentes aplicar estas estrategias con tu familia, recuerda no tiene que haber un problema fuerte para empezar a cambiar, solo es cuestión de querer dar lo mejor de tu persona a los demás.
Psic. Luis Silva Moya.
Psicoterapeuta Individual y Familiar.